La brevísima placa (poco menos de tres minutos) podría parecer fácilmente un esfuerzo de cualquiera de las enormes bandas británicas de primera mitad de los ochenta con influencia de los mencionados Smiths o incluso The Jam. Cercanos al rock mod setentero en su trabajo guitarrístico y una voz que parece reflejar desgano y dramática intensidad a la vez, más una base rítmica precisa y bien asentada que más allá de sólo cumplir, contribuye a crear una atmósfera cruda y por momentos casi nihilista. Muy acorde a la vibra vocal, bellamente armonizada. Con desprolijo donaire que fascina.
Hablando de la composición en sí, es donde la influencia de los neoyorkinos The Ramones se hace presente como si se tratara de un tema punk tratando de caminar sobre el fondo del mar. La pasión, la vehemencia están ahí; pero a un ritmo menos acelerado. Como si la intención fuera no ir tan rápido para que todos puedan recibir el mensaje cabalmente. Sin embargo, el uso de mecanismos armónicos más complejos al momento de llegar al estribillo, sugieren una mayor intencionalidad y búsqueda, más cercanas al pop inglés que al punk americano.
Enhorabuena. Polinización cruzada intercontinental que sorprende gratamente
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